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Fallece en Costa Rica Gonzalo Facio, fundador de Facio & Cañas


En 1942, fundó con Rodrigo “Facio & Facio”, el primer despacho legal moderno de Costa Rica. Se trataba de insertar al país en el mercado mundial, incluyendo los servicios legales que se ofrecían en el país. Ellos querían tener un bufete que no estuviera condicionado por la economía local ni por las pequeñas transacciones domésticas por entonces en boga. El mundo se transformaba por entonces y Costa Rica comenzaba a recibir inversión extranjera y generar las bases de su futuro desarrollo económico.

En 1943 se integraron al bufete otros prominentes valores jóvenes de ese momento: Fernando Fournier (cuñado de don Gonzalo) y Alberto Cañas, ambos miembros del “Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales”, base de la nueva Costa Rica. Se conformó así “Facio, Fournier & Cañas”, firma que a partir de 1977 pasó a llamarse “Facio & Cañas”. Hoy día, el bufete tiene 76 años de historia institucional, con participación indiscutible en las más importantes transacciones del país.

Gonzalo J. Facio realizó estudios de maestría en Derecho Comercial Comparado de la Universidad de Nueva York. Como hombre público, su carrera fue ilustre y prolongada. Desempeñó importantes cargos, incluyendo los más altos que ha tenido costarricense alguno en el derecho internacional:

• Signatario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (último sobreviviente)
• Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
• Presidente de la Organización de Estados Americanos
• Ministro de Relaciones Exteriores en tres ocasiones
• Embajador Ante Los Estados Unidos de América en dos ocasiones
• Embajador ante los Estados Unidos Mexicanos
• Miembro del Consejo Consultivo de la FAO.

Facio1

Fue también:

• Miembro de la Junta Fundadora de la Segunda República (último sobreviviente)
• Ministro de Justicia
• Ministro de Hacienda
• Diputado y Presidente de la Asamblea Legislativa,

Paralelamente, don Gonzalo fue también un brillante abogado y litigante, manejando asuntos de altísima relevancia profesional.

A sus 99 (casi 100) años, deja un legado invaluable en la historia costarricense.