Por Diego Ignacio Gómez M. / Senior Corporate Counsel Latin America
Las gerencias legales en LATAM requieren permanentemente estar siguiendo directrices de las oficinas centrales localizadas sustancialmente en países desarrollados de forma de estar cumpliendo con los más altos estándares de la industria. Esto se ha debido, principalmente a las prácticas de grandes grupos económicos en Norteamérica, Europa y Asia que “imponen” sus políticas y procedimientos. Estos grupos a través de sus gerencias legales, operan a escala global con un equipo técnico y especializado de asesores, con un gran acceso a nuevas informaciones, para ir encarando nuevos desafíos legales a los cuales deben adaptarse con celeridad, transfiriendo estos retos de sus oficinas centrales a las regiones donde operan.
Lo anterior ha transformado al mercado legal y ha suscitado cambios de una forma nunca vista y a una velocidad impactante y, por consiguiente, ha llevado a que las exigencias corporativas para departamentos legales sean otras. Por su parte, LATAM no se queda al margen de estos grandes conglomerados, lo que ha llevado a que inevitablemente las empresas, poco a poco, se adapten a este tipo de mudanzas y a sus prácticas legales. Ejemplos claros, son las reglas de Compliance, Data privacy, y hoy, ESG.
Siempre se ha visto LATAM de una forma graciosamente desorganizada debido a la tardía respuesta de los legisladores, alto nivel de corrupción y bajísima fiscalización, siendo sigilosamente excluida, pero aceptada por los accionistas y stakeholders si se entregan los resultados esperados al final de cada ejercicio. Claramente que existen legislaciones y regulaciones políticas que no pueden ser modificadas rápidamente, como, por ejemplo, sistemas tributarios complejos, pero aun así desde las gerencias legales se pueden simplificar/estandarizar los procesos para que la eficiencia permee todas las áreas de la empresa y el área legal pueda dedicarse al cien por ciento a proyectos estratégicos que agreguen valor, reduciendo al máximo el trabajo administrativo, repetitivo o estandarizable.
Es deber de las gerencias legales trabajar para que esto cambie, implementando y adecuando las políticas y mejores prácticas de la industria a todos sus procesos. Así, además de cumplir su papel de ser un generador de negocios con riesgo limitado, deben estandarizar todos los servicios que sean posibles (contratos, procesos, flujos, informes, contratación etc.) en todos los países donde tienen operación. De este modo se les presentará un buen resultado a los clientes y no dejará a merced de cada país las adecuaciones – gran parte de las veces desnecesarias - realizadas por los asesores legales locales que están extremamente compenetrados en la legislación territorial, y que sólo sirven para estar en “cumplimiento” en una única jurisdicción.
Para que lo anterior sea realizado de forma célere, es importante que los abogados in-house entiendan la importancia de compartir ideas y proyectos comunes de forma tal de que estas modificaciones generen valor para sus empresas. El benchamarking, que básicamente es la comparación de procesos, métricas e métodos es algo que no puede escapar entre gerencias legales, ya que ayuda a extraer de forma depurada mejorías palpables que otras gerencias hayan desarrollado de una mejor manera o de forma más eficiente. Para hacer posible este tipo de iniciativas de reunión, estaremos fomentando con todas nuestras fuerzas la creación de instancias que permitan el intercambio de ideas, como foros y asociaciones, demostrando al mundo que LATAM efectivamente entiende las reglas del juego y sigue las mejores prácticas mundiales de eficiencia y cumplimiento.
A través de una integración regional general, las gerencias legales lograrán hablar el mismo lenguaje y mantener los mismos estándares de las grandes corporaciones, lo que naturalmente confirmará de forma segura y homogénea que hacer negocios en LATAM funciona.
Para finalizar, veo en el futuro un nivel de estandarización global importante desde el punto de vista normativo general, debido a la interconectividad de los mercados y negocios, lo que se transformará en una economía global altamente sofisticada, en la que LATAM no puede estar fuera.